El negocio cuenta con una atmósfera encantadora que te transporta a un café del siglo XVIII. La decoración y el ambiente te hacen sentir como si estuvieras en otra época.
La comida es simplemente increíble, con una calidad de alto nivel. Los platos son deliciosos y están preparados con gran atención al detalle. Destaca especialmente la pequeña crostata de frutos del bosque, que es un verdadero deleite para el paladar.
El personal es amable y servicial. Nicola, en particular, se destaca por su amabilidad y disposición para ayudar en todo lo que se necesite. Su atención al cliente es excepcional y hace que la experiencia sea aún más agradable.
Los precios son bastante altos, lo que puede resultar un inconveniente para aquellos que tienen un presupuesto más ajustado. Es importante tener en cuenta que este lugar está dirigido a personas que no tienen problemas en gastar dinero y que buscan una experiencia única.
Algunos platos no cumplen con las expectativas. En particular, la torta de manzana ha recibido críticas negativas por su sabor y calidad. Aunque el café en general es bueno, este postre en particular no está a la altura del resto de la comida ofrecida.
Además, es importante mencionar que el café estuvo cerrado durante todo el mes de agosto, lo cual resultó en una molestia para aquellos que tenían la intención de visitarlo en ese período. Sería recomendable que actualicen sus horarios de apertura para evitar confusiones en el futuro.
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